miércoles, 28 de julio de 2010

El escape

El Escape.

Javier Barragán

En una oficina desordenada, con papeles regados por el suelo, bocetos de pinturas recargados en la pared, en una esquina se encuentra un viejo escritorio atiborrado con papeles acomodados sin el menor cuidado en columnas que dejan ver una caja y una máquina de escribir y tras ella un viejo escritor teclea.

Escritor: (teclea, se detiene) mmmh… (voltea buscando inspiración, revisa papeles y vuelve a escribir).

Un joven de aspecto descuidado, sudando abre la puerta y entra; azota la puerta, con desesperación cierra tres cerrojos y voltea para reconocer el lugar cuando se percata de la presencia del escritor.

Josué: Ahh… (suspira) Ya está, ya está… ahora (voltea retador hacia el escritor).

Escritor: (detiene el tecleo y voltea hacia Josué indiferente, y vuelve a escribir)

Josué: (a sí mismo) ¿No?... y ¿ahora que? (camina por el lugar, alterado repitiendo las preguntas, desesperado se lleva las manos a la cabeza, se jala el cabello, y se golpea la cabeza con las manos).

Escritor: (a sí mismo) ¡No, no, no! (ignora completamente a Josué, enojado saca la hoja de la máquina y mete una nueva).

Josué: (desde la puerta) ¡Ya! (ríe de locura y desesperación, y saca una pistola de su pantalón, misma que apunta tembloroso hacia el escritor y quita el seguro).

Escritor: (en silencio, por un momento deja de escribir, voltea a ver al muchacho como estudiándolo, vuelve su cabeza hacia el techo y vuelve a su escrito).

Josué: (cesa de reír, confundido y llorando) ¿Por qué? ¿Por qué? (mientras cae poco a poco al suelo, derrotado, alarga un brazo hasta tomar una hoja del suelo, la arruga desesperadamente).

Fuera de la habitación se escucha el golpeteo insistente de la puerta.

Josué: (grita) ¡No! (desesperado y con miedo rápidamente trata de incorporarse, al hacerlo avienta todo lo que se encuentra a su paso hasta llegar a la puerta intentando detenerla).

Al otro lado de la puerta, Gerardo el policía sigue.

Gerardo: ¡Abre! (mientras sigue insistiendo con la puerta) ¡Abre cabrón!

Josué: ¡No! (llora y golpea la puerta, ante la insistencia de Gerardo se desespera y golpea la cabeza contra la puerta)

Gerardo: ¡Que abras te digo! (forcejea la manija)

Josué: ¡No! (se retira de la puerta y respira profundo varias veces, llorando apunta su arma hacia la puerta. Con voz mas calmada) No. Aléjate, aléjate.

Escritor: (deja de escribir y ve atento a Josué, tira una caja del escritorio que hace escándalo)

Al escuchar las hojas Josué se desconcentra y se vuelve hacia el escritor. Se produce un silencio corto y tras éste, Gerardo se intriga y vuelve a forcejear con la cerradura.

Josué: (se vuelve a aventar contra la puerta) No… yo… vete…déjame…yo…no….no, no, no…por favor. (golpea la puerta)

Gerardo: (deja de forcejear, y con voz mas calmada) Ok. Ok Abre.

Josué: No. (llorando comienza a resbalarse sobre la puerta hasta que queda sentado de espaldas)

Gerardo: (conservando el tono tranquilo) Abre muchacho.

Josué: ¡No! (grita furioso, llora) ¡No! (golpea la puerta una y otra vez, se lleva las manos al rostro y comienza a golpear su cabeza contra la puerta, entra en una desesperación total se incorpora lentamente, en silencio, histérico, furioso, perdido en la rabia y la locura apunta su arma contra el escritor)

La atmósfera se tensa en un silencio solo interrumpido por el sonido de las teclas.

Escritor: (deja de escribir, se vuelve hacia Josué respira profundo, y sigue escribiendo)

Josué: ¡Ahh! (grita desesperado, voltea apuntando su arma nuevamente hacia la
puerta. Toma la pistola con las dos manos, tiembla, cierra los ojos, baja el arma y da media vuelta
)

Gerardo: ¿Que pasa? ¡Que abras carajo!

Josué: (da vueltas por la oficina desesperado, comienza a reír, toma el arma con las dos manos y comienza a subir, hasta llegar a su barbilla)

Escritor: (al ver lo que está sucediendo se levanta de su asiento y comienza a caminar hacia Josué) mmhh … joven… (dice caminando hasta estar frente al muchacho, y estira su mano lentamente hacia la pistola)

Josué: (forma un gesto de furia y en su locura se cree atacado al ver la mano del escritor cerca y suelta un golpe al viejo)

Josué y el escritor forcejean por la pistola llegando así a la pared.

Gerardo: (al escuchar el alboroto se desespera y golpea la puerta empuja y hace todo por abrirla) ¡Abre, abre ahora mismo cabrón! ¡Carajo que sucede ahí dentro, abre ahora mismo!

Josué y el escritor siguen el forcejeo y llegan al escritorio donde tiran todo lo que hay encima; se escucha un disparo, enseguida el silencio.

Gerardo: (alterado) ¡Abre! ¡Que abras te digo! (golpea la puerta incesantemente y forcejea con la cerradura)

Se escucha otro disparo.

Gerardo: (se detiene y calla)

El escritor cae.

Fin.

2 comentarios:

  1. La historia es buena y está bien contada: la tensión nunca baja aunque tiene sus respiros, la situación enrarecida es muy efectiva, por que en los momentos de calma el espectador no se distrae por querer saber que está pasando con esta historia. La síntesis es muy efectiva por que agarras un momento clave (el clímax de su drama) para mostrarlo. Ademas dices mucho en cuanto a contenido sin decir absolutamente nada.

    Ahora las mamoneses sintácticas.

    Usa más puntos en la primera acotación, es difícil entenderla del todo por que son muchas ideas en una sola oración. También ten cudado con cacofonías como estas: "atiborrado con papeles acomodados sin el menor cuidado" (rima sin querer).
    Yo recomendaría que en la acotación de espacio fueras mucho más sintético. "El viejo escritor teclea su maquina de escribir en un escritorio. La oficina esta desordenada: papeles por doquier, bocetos de pintura etc."

    "voltea para reconocer el lugar cuando se percata de la presencia del escritor." ¿Primero se percata del escritor y luego voltea o al revés?

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  2. ok muchas gracias haa y si checare la sintaxis y lo de las acotaciones tambn me comentaron para hacerlo mas reducido paro con la idea. Solo que estoy estudiando la manera de como hacerlo. Y si primero voltea a reconocer el lugar, y es entonces cuando se da cuenta de que no esta solo, pero al ver al viejo sentado se da cuenta de que no es amenaza porque no lo pela ni reacciona; por eso el suspiro.

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